La mala noticia
- Laura

- Mar 22, 2021
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¿Te ha pasado? Sentirte pequeña y desorientada, escuchar al doctor con los ojos muy abiertos, intentando dar sentido a un diagnóstico que escuchas caer a cuentagotas, mínimo, exiguo, implorando que venga arropado para amortiguar el golpe.
¿Te ha pasado? Recibir una mala noticia sola, frente a un desconocido con bata que no parece caer en la cuenta de que no hay nadie para sujetarte la mano, que olvida que eres pura intemperie, que son tus manos desnudas las que recogen sus palabras esparcidas por el suelo, abriendo heridas en unas palmas que solo buscaban el abrazo.
Aun me duele acordarme de cómo aquella doctora alemana me soltó un “es muy grave”, y ni tan siquiera disimuló unas palabras de aliento.
Pero no todos los profesionales que me encontré en el camino fueron iguales, y algunos fueron un auténtico salvavidas con el que mantenerme a flote. Puedo asegurar que del trato recibido depende en gran medida la gestión de los sentimientos que afloran. Te cuento toda mi historia en Un nombre de guerrero.
Y a ti, ¿te ha pasado?




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