De profesión, intrusa

No se si os ha pasado a vosotros, pero a mi cuando me preguntan qué hago, o peor aún, qué soy, no sé que responder. Se que queda la boca pequeña, la mente confundida y la descripción que finalmente sale, dubitativa et inconclusa. Hace mucho que empecé a recorrer la vida en zigzag, no dispongo de un único camino por el que hilar una respuesta más o menos recta. En ocasiones me ha bastado encontrar un cartel sugerente para decidirme a explorar por donde me llevaba la flecha. Y así, sin rumbo predefinido pero disfrutando de cada jalón, he vivido en 5 países, visitado más de cincuenta, trabajado en banca, en investigación, en temas de desarrollo… sola y en equipo. Invitada a fiestas que nunca estaba segura de que fueran la mía, incluso aquellas en las que iba de directora de orquesta (¿Es posible dirigir el cotarro como intrusa?), pero es que yo solo pasaba por allí, y lo hice lo mejor que pude.

Ahora he escrito un libro y me surge de nuevo la duda, ¿Soy entonces escritora? Una única obra se me antoja un magro resultado, aunque a lo mejor el calificativo no va al peso. Tampoco me gano la vida con ello, pero me niego a emplear el dinero como marco conceptual que defina quién soy. Por último, autopublicada, palabra maldita por la que se cuelan infinidad de prejuicios, fundados e infundados. Un mal apellido para el nombre de escritor.

No pretendo colgarme el cartelito. No me interesan las etiquetas. ¿Qué más da lo que yo sea si disfruto de lo que hago? ¿Qué me importa cómo me llamen mientras reciba los comentarios de los lectores haciéndome participe de las emociones que han sentido?

Al final solo se trata de hacer de la vida algo que le merezca la pena a uno mismo. De buscar la belleza y aprender. Y Compartir. Intentar elevar las cosas a su mejor expresión posible… en lo que te pongas, da lo mejor de ti, como eminencia… o como intrusa.